La actividad sexual es una parte importante de la vida del ser humano y si tenemos en cuenta la edad en que se suele presentar la Esclerosis Múltiple entre los 20 y 40 años, que además coincide con la edad fértil de la mujer y cuando se mantiene una mayor actividad sexual. Una disminución sexual repercute muy claramente en la calidad de vida de los pacientes, así como en su relación de pareja, existiendo un mayor porcentaje de separaciones, que aunque no son atribuibles exclusivamente a este motivo, es uno más de los factores que están implicados.
La problemática sexual de los pacientes de E.M. es difícil de abordar, ya que por motivos culturales, sociales etc. es algo de lo que a la gran mayoría nos cuesta hablar. Existe un importante número de pacientes y sus parejas, que optan por una “resignación” ante la pérdida de la función sexual. Es importante destacar que si queremos conseguir mejorar nuestra vida sexual, es imprescindible modificar nuestra “mentalidad”, no considerando el coito como la única alternativa para disfrutar de la sexualidad.
Hay un factor que condiciona la actividad sexual en la E.M. y son los trastornos urinarios; el miedo a presentar un escape urinario durante la relación sexual condiciona de una forma muy importante; también existen otros factores como la fatiga que puede imposibilitar una relación sexual satisfactoria por la falta de energía; el grado de discapacidad que en algunos casos puede ser un obstáculo para la realización de una actividad sexual; la espasticidad que como todos sabemos en un momento dado nos podemos quedar totalmente rígidos; la falta de sensibilidad o hipersensibilidad en alguna zona de nuestro cuerpo.
Hay fármacos muy utilizados específicamente en la EM que pueden ocasionar una disfunción sexual o acentuarla, provocando una disminución de la libido, una dificultad en la erección o el retraso de la eyaculación.
Tenemos que tener en cuenta que los estímulos sexuales pueden ser considerados como “centrales, es decir psíquicos, visuales, olfativos, etc., o “periféricos” o locales, por estimulación de zonas erógenas, que no tienen por qué ser exclusivamente en la región perineal.
Ante estímulos “centrales” se activan la corteza cerebral y el sistema límbico, que transmiten el estímulo por la médula hasta los centros autonómicos, tanto a nivel dorsolumbar (D11-L2) como sacro (S2-S4), para que se produzcan en el caso de la mujer, la lubricación vaginal, aumento de la tumescencia del clítoris y con el aumento de la excitación sexual el orgasmo; y en el caso del hombre, inicialmente la erección, que se produce por el relleno vascular de los cuerpos cavernosos con aumento de la resistencia del drenaje venoso del pene, y posteriormente, coincidiendo con el punto de mayor excitación sexual, el orgasmo y la eyaculación.
En nuestro caso tanto los estímulos centrales como los locales dependiendo de donde se encuentren nuestras lesiones llegan muy ralentizados o no llegan, de ahí las alteraciones que podemos sufrir.
Tenemos que tener muy claro que si queremos mejorar nuestra vida sexual, es imprescindible que modifiquemos nuestra mentalidad ante este tema, dejando los miedos, vergüenzas y las costumbres impuestas por la educación recibida, teniendo en cuenta que disponemos de profesionales que nos pueden ayudar, tanto a nivel médico como psicológico
Ángeles Glez.