Tiene Madrid muchos rincones desconocidos o poco conocidos, esos rincones que a diario pasamos de largo sumidos en las prisas, sujetos a los horarios, que nos pasan desapercibidos, pero cuando el día a día cambia, hay que bajar el ritmo, en este momento de nuestra vida, tenemos tiempo libre y podemos disfrutarlos ¡Aprovechemos!
BASÍLICA DE SAN FRANCISCO EL GRANDE
Real Basílica de Santa María de los Ángeles, más conocida como San Francisco El Grande
Una introducción histórica
De estilo neoclásico y próxima al barrio de la Latina, destaca por su impresionante cúpula, la más grande de España y la cuarta de Europa, tras la Basílica de San Pedro y el Panteón de Roma, y la de Santa María del Fiore de Florencia.
El lugar estuvo ocupado anteriormente por un convento franciscano que, según la leyenda, fue fundado por San Francisco de Asís en 1217. Cuando Felipe II convirtió Madrid en capital del reino, en 1561, el convento ganó en riqueza e importancia, y se le nombró custodio de los Santos Lugares conquistados por los Cruzados.
En 1760, Carlos III ordenó que el convento fuera reemplazado por una iglesia neoclásica. El arquitecto Francisco Cabezas diseñó una cúpula de más de 33 m de diámetro, la tercera más grande de Europa (después de San Pedro y Santa Sofía), pero las obras tuvieron que suspenderse en 1768 debido a las complicaciones generadas por sus enormes proporciones. La obra fue terminada por Francesco Sabatini en 1784.
En 1836, por la desamortización eclesiástica de Mendizábal se expropió la basílica y se destinó para albergar un cuartel de infantería; pocos años después se pensó en utilizarla como panteón nacional. Los franciscanos no pudieron regresar hasta 1926.
Mientras, la iglesia fue reformada en 1878. La fachada está dominada por la presencia de su cúpula y dos campanarios con 19 campanas, once de las cuales forman el carillón de la iglesia.
El edificio
Las siete puertas principales fueron talladas en nogal por el escultor Antonio Varela. La imagen central sobre las puertas es la de Cristo crucificado con la Fe y la Esperanza a sus pies. A ambos lados aparecen los dos ladrones del Calvario. Los paneles de las puertas contienen escenas bíblicas. En el interior de la basílica hay varias pilas de mármol de agua bendita soportadas por ángeles de bronce.
La Restauración de 1880
En 1880 comenzó una importante restauración artística, realizada por iniciativa del político Antonio Cánovas del Castillo, durante la cual se decoraron con obras de artistas españoles contemporáneos todos sus muros. La mayoría de los estudios y bocetos se conservan en la actualidad en el Museo del Prado.
www.urbipedia.org/hoja/San_Francisco_el_Grande_(Madrid)
Horarios
Martes a sábado de 10.30 a 14 y de 16 a 18 (visitas guiadas, no hace falta reserva previa)
Jueves gratuito (visita no guiada)
Lunes cerrado
Teléfono 91 365 38 00
Nuestra visita
Es accesible al 97 por ciento y el 3 por ciento es para el pequeño escalón de piedra que tiene la entrada pero que entre todos lo solventamos, levantando los forzudos un poquito las sillas. Una vez superado ese obstáculo hay una rampa y el resto de la visita es accesible, al cien por cien, bueno, excepto el altar mayor cuyas escaleras impiden que las sillas puedan acceder.
El precio de la entrada fue de 3 euros y ya dentro nos recibieron dos guías voluntarias, Paloma y su compañera, de la que no recordamos el nombre, pero para ambas nos faltan palabras de agradecimiento, por el recibimiento que nos brindaron, su magnífico conocimiento, sus explicaciones, y todas las facilidades que nos dieron.
Os recomendamos especialmente
Capilla de San Antonio de Padua
Atesora el lienzo pintado por Francisco de Goya, San Bernardino de Siena, predicando ante Alfonso V de Aragón, en la que Goya se autorretrata a los pies, vestido de amarillo, y cuyo altar preside la virgencita del Pilar.
Sacristía
Destaca la mesa hecha en Brasil en madera de palosanto y mármol negro de Bélgica que regaló Práxedes Mateo Sagasta para firmar el acta matrimonial de la boda de su hija. La pieza que la cubre, hecha de mármol belga, negro y sin vetas da la sensación de ser cristal o espejo.
A la salida, quisimos picotear alguna cosilla pero no encontramos ningún sitio en la zona, en concreto en la carrera de San Francisco, que fuese accesible.
Ha sido una visita que recomendamos a todos los que no la conozcáis y a los que sí, dadle otra vuelta, volved a visitarla, después de muchísimos años con obras de mantenimiento y restauración, ya no hay andamios en su interior, está en su mejor momento.
Agustina Barahona Esther González Navasa