La espasticidad en la esclerosis múltiple

La espasticidad es uno de los síntomas más frecuentes e invisibles en la esclerosis múltiple. Se caracteriza por la rigidez muscular y los espasmos involuntarios. Dificulta la movilidad, puede provocar dolor, y tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad, y en sus familias.

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La espasticidad es el aumento de resistencia al estiramiento pasivo de un músculo, que se produce por un incremento del tono muscular. O dicho de otro modo es un síntoma que hace que los músculos estén rígidos, se sientan pesados y difíciles de mover. Este síntoma aparece por la lesión de determinadas áreas del cerebro y de la médula espinal que se denominan vía piramidal.

Puede manifestarse en cualquier músculo del organismo, pero es más frecuente en los brazos, las piernas y el tronco. Puede ser focal y afectar a un solo grupo muscular de una extremidad o afectar a varios grupos musculares de las cuatro extremidades. En este último caso se afecta con mayor frecuencia la llamada musculatura antigravitatoria, que es la que nos permite mantener el equilibrio y caminar. Su intensidad puede ir de leve a severa, y variar a lo largo del tiempo, incluso en las distintas horas del día. Aunque se reconoce razonablemente bien, es un fenómeno que no se comprende del todo.

La espasticidad puede afectar a una proporción que oscila entre el 60 y el 90%, de las personas con esclerosis múltiple. Un tercio de ellos se ve obligado a modificar o reducir las actividades de la vida diaria.

Pero también la espasticidad puede suponer una ventaja cuando hay debilidad en las piernas; una cierta rigidez puede ayudar a caminar o a transferir el peso de la cama a una silla.

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Hay dos tipos de espasticidad

ESPASTICIDAD FLEXORA, suele afectar al tendón de la corva (músculo en la parte posterior de la porción superior de la pierna) y los flexores de la cadera (en la parte superior del muslo), haciendo que las caderas y las rodillas sean difíciles de enderezar.

ESPASTICIDAD EXTENSORA, afecta al cuádriceps o los abductores (músculos situados en la parte frontal y la cara interna de la parte superior de la pierna). Hace que las caderas se mantengan rectas.

¿Qué diferencia existe entre la rigidez y la espasticidad?

Ambas afecciones se refieren a una hipertonía o aumento anormal del tono de loa músculos, sin embargo se deben a diferentes tipos de lesiones.

La espasticidad se debe a las lesiones de la vía piramidal (una vía directa del sistema nervioso central, que se encarga de los movimientos voluntarios del sistema nervioso central) y la rigidez a las de la vía extrapiramidal  (vía motora que tiene conexiones con otros núcleos como por ejemplo los ganglios basales).

En el caso de la espasticidad al principio del movimiento se notará una cierta resistencia que sucesivamente se desvanecerá de repente de forma más o menos intensa (Signo de la navaja).

La rigidez produce una resistencia homogénea y uniforme al desplazamiento pasivo (resistencia cérea) y/o con desbloqueo a escalones o intermitentes de la resistencia. (Signo de la rueda dentada).

La espasticidad puede confundirse con actividad de tipo convulsivo, con dos diferencias importantes, a la espasticidad no le sigue un periodo postictal o estado neurológico anormal o alterado que sigue a las crisis convulsivas. La espasticidad no suele ser rítmica ni simétrica, a diferencia de las convulsiones.

Es difícil cuantificar la espasticidad, pero existen algunas escalas para evaluarla, como la escala de Asworth, que asigna valores entre 0 y 4 (desde estado normal a rígido) y escalas funcionales que sirven para conocer mejor la independencia funcional del paciente, aunque miden la espasticidad de forma indirecta, como la escala de Tardieu.

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Factores que empeoran la espasticidad en esclerosis múltiple

– Estreñimiento.

– Infecciones.

– Apoyos inadecuados para el movimiento.

– Úlceras de presión.

– Posturas incorrectas o prolongadas.

– Uso de prendas apretadas.

– Brotes en el tipo remitente-recurrente.

– Dolor.

– Menstruación.

– Terapias inmunomoduladoras de EM.

(Interferón beta 1a y 1b).

– Lesiones cutáneas.

– Cálculos renales o vesicales.

– Fatiga.

– Antidepresivos, inhibidores de la recaptación de serotonina.

– Aumento o disminución de la temperatura corporal.

– Retención urinaria.

– Fiebre.

– Estrés.

– Calor.

Síntomas asociados a la espasticidad en esclerosis múltiple

Al principio un paciente con espasticidad puede no notar nada o solo una leve sensación de torpeza en el manejo de las piernas, según la parte afectada.

Sin embargo, cuando se hace más intensa el paciente puede notar una sensación de pesadez en las extremidades, dolor o espasmos musculares, mayor pérdida de destreza, aparición de posturas involuntarias anormales, debilidad, fatiga, contracturas articulares, alteración de la marcha…

Además, el inmovilismo producido por la espasticidad puede dar lugar a las úlceras por presión. Si el paciente está encamado puede llegar a perder entre un 10 y un 15 % de la masa muscular por semana.

– DOLOR.

La espasticidad y la disminución de la movilidad articular van a producir dolor.

Es diferente del producido por la propia enfermedad y tienen tratamientos diferentes.

A su vez el dolor aumenta la espasticidad.

– ESPASMOS.

Son más frecuentes por la noche, al despertarse por las mañanas y con la actividad, sobre todo al intentar caminar.

– TRASTORNOS DEL SUEÑO.

Incluyendo los que producen los propios tratamientos contra la espasticidad.

-DISFUNCIÓN SEXUAL.

Aparece en un 75% de los pacientes.

– DISFUNCIÓN VESICAL E INTESTINAL.

La espasticidad altera el ritmo intestinal.

El estreñimiento, que afecta a un 60% de los pacientes, también puede empeorar la espasticidad.

Una infección urinaria puede intensificar la espasticidad de los miembros inferiores y hacer que aparezcan espasmos musculares.

– DIFICULTAD PARA TRAGAR (DISFAGIA) Y DIFICULTAD PARA HABLAR (DISARTRÍA).

– INMOVILISMO.

La falta de movilidad producida por la espasticidad va a producir un riesgo aumentado de padecer trombosis en las piernas, así como la pérdida de masa ósea.

Tratamiento

No todos los grados de espasticidad van a necesitar tratamiento.

Hay que tener en cuenta que un cierto grado de espasticidad puede resultar positivo. Sobre todo en los miembros inferiores ya que va a permitir a la persona con esclerosis poder mantenerse de pie con mayor facilidad

Cuando la espasticidad produce una limitación importante o altera de manera significativa la calidad de vida, es cuando se debe iniciar el tratamiento, que deberá revisarse al menos una vez al año.

ABORDAJE NO FARMACOLÓGICO

– Fisioterapia. Puede ayudar con ejercicios, estiramientos y educación postural.

(Ejercicios isométricos y de resistencia progresiva).

– Crioterapia. Se recomienda que 15 minutos antes de realizar un ejercicio se enfríe el músculo, con cojines o almohadas de criogel.

También son muy beneficiosos los baños de agua fría.

No son beneficiosas las piscinas de agua caliente.

– Estimulación eléctrica transcutánea. (TENS)

ABORDAJE FARMACOLÓGICO

– Infiltración toxina botulínica.

– Sativex.

– Lioresal.

– Tizanidina.

– Diazepam.

– Bomba de baclofeno, cuando están afectadas las cuatro extremidades.

Se deben plantear unas metas realistas.

No se debe eliminar toda la espasticidad porque los efectos secundarios del tratamiento serían peores.

La meta es alcanzar la mejor calidad de vida posible, mejorar la marcha y el descanso nocturno, facilitar los cuidados como la higiene, el vestido, la alimentación, mejorar las posturas incorrectas y con ellas el dolor…En fin el tratamiento debe ser individualizado y siempre hay que tener en cuenta que hay pautas de actuación para prevenir su empeoramiento.

Carmen López

Fuentes:

www.emalbacete.com

www.conlaem.com

www.nepsa.com

4 comentarios de “La espasticidad en la esclerosis múltiple

  1. La espasticidad es uno de los grandes problemas de los escleróticos. Se llega a formar un círculo vicioso entre dolor, estrés, infección, espasticidad y fatiga. Todo esto difícil de cortar.

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