Desde hace dos temporadas el director teatral Miguel del Arco lleva poniendo en escena montajes arriesgados kamikazes literalmente, apostando por textos teatrales o no, de autores poco conocidos o desconocidos. Durante estas últimas semanas ha estrenado Ilusiones en el Teatro Pavón Kamikaze del dramaturgo y director de escena Iván Viripaev creador de un teatro existencialista. Tal ha sido el éxito de crítica y público que ya han renovado para la próxima temporada.
«Ilusiones» cuenta las relaciones cruzadas de amistad y amor entre los miembros de dos matrimonios Dani, Sandra, Alberto y Margarita desde la juventud hasta la muerte de todos ellos octogenarios. Con la muerte acechándoles se convierten en protagonistas de una historia que narra sus propias vidas, contada a través de monólogos que se dirigen directamente al público a través de otros cuatro narradores, dos hombres y dos mujeres, de quienes no conocemos nada, narrando momentos de la vida que se han quedado grabados. Se trata de un drama existencial, más que de una comedia existencial como el propio autor la denomina, que enfrenta al hombre con algunas de las grandes cuestiones de la humanidad, las elecciones que han hecho, el verdadero amor, la amistad, la felicidad, la muerte sin cierto y amargo sentido del humor. Dani, Sandra, Alberto y Margarita, así como a los cuatro narradores les dan vida cuatro estupendos actores, Marta Etura, Daniel Grao, Alejandro Jato y Verónica Ronda, que dan una verdadera lección de desdoblamiento físico y emocional sobre las tablas, en un constante cambio de identidades, que exige de todos ellos una versatilidad y un conocimiento del oficio extraordinarios.
Antes de que el espectáculo empiece, los actores pasean por el escenario, hablan entre sí, se dirigen a algunos espectadores, mostrando fotos de los personajes. Llevan esmóquines, que cambian por ropa de deporte y al final retoman los esmóquines.
La escenografía totalmente barroca muestra en el escenario, objetos amontonados, como restos de vidas o de obras de teatro. Delante algunas sillas, a la izquierda tres butacas de teatro y una caja que giran, como un tiovivo. Detrás, una escalera y una puerta escondida, puerta de salida pero cerrada.
Como siempre, cuando asisto por primera vez a un nuevo espectáculo trato de informarme sobre la accesibilidad del teatro. En el Teatro Kamikaze está totalmente adaptado para las personas con discapacidad reducida con rampas para acceder a los baños y al patio de butacas. La silla se colocaría entre las filas 8 y 9 lado impar pasillo exterior y la fila 13 lado par pasillo interior.
Así que no tenéis excusas para acudir a una de las mejores salas alternativas más cañeras y castizas que hay en Madrid que incluye obras conocidas o desconocidas para el gran público pero de gran calado social. Además, gozamos de grandes descuentos para todo tipo de personas.
Andrómeda
