Esta teoría reciente que me parece fascinante, reivindica que el exceso de higiene desde que somos pequeños en los países del hemisferio occidental es una de las causas que favorece el desarrollo de la esclerosis múltiple. ¿Hay algo de cierto en todo esto teniendo en cuenta que en los países del tercer mundo es practicamente inexistente la incidencia de esta enfermedad?

La esclerosis múltiple es una enfermedad del cerebro y de la médula espinal, crónica, degenerativa y autoinmune. Es decir que el cuerpo se ataca a sí mismo. Aún se desconocen las causas. Se considera que es una combinación de factores genéticos y ambientales.
Algunos factores de riesgo son: los antecedentes familiares, ser mujer, determinadas infecciones; por ejemplo haber padecido la mononucleosis infecciosa o virus de Epstein-Barr o el herpes humano tipo 6, el clima templado del hemisferio norte, estrés, tabaquismo, obesidad, ciertas dietas; por ejemplo consumo excesivo de carne roja, ser de raza blanca, la contaminación atmosférica, el déficit de vitamina D …
Y últimamente se habla de la teoría del «Exceso de Higiene» o «Hipótesis de la Higiene».
Desde pequeños vivimos en un entorno aséptico, libre de gérmenes y bacterias. En el mundo occidental el desarrollo equivale desde hace unos 50 años o quizás desde la Revolución Industrial de finales del siglo XIX, a vacunas, alimentación equilibrada, entorno libre de gérmenes… y antibióticos y medicamentos para tratar casi todas las enfermedades.

En 1989 el epidemiólogo inglés David P. Strachan propuso esta teoría sugiriendo que el aumento de ciertas enfermedades crónicas, con alteración del sistema inmune, podría ser debido a una reducida exposición a microbios en la edad temprana como consecuencia de cambios medioambientales en el mundo industrializado.
Entre ellos destacarían la mejora del saneamiento y de las condiciones de vida, las vacunas y el tratamiento antimicrobiano junto con la disminución del tamaño de las familias, la migración de las zonas rurales a las grandes ciudades, el cambio en la ingestión alimentaria y el control en la producción alimentaria.
Todos estos cambios conllevan mayores niveles de higiene y un menor contacto con microorganismos con los que hemos estado conviviendo durante millones de años. La desaparición de estos organismos en nuestro medio ambiente nos priva de sus propiedades moduladoras del sistema inmune y habría contribuído al aumento de enfermedades «inflamatorias» como la esclerosis múltiple o el sindrome del intestino irritable.

¿Viven los niños actuales en un medio demasiado aséptico?
Sin un cierto grado de exposición a elementos ambientales peligrosos nuestro sistema inmunológico se vuelve débil y no puede ser entrenado para reconocerlos.
Si bien la higiene habría acabado con las grandes infecciones de la humanidad también habría acabado con las bacterias «buenas» o gérmenes necesarios.

Esta teoría sigue siendo interesante pero es a la vez polémica. A falta de
evidencias sólidas aún no se puede manifestar con rotundidad que el exceso de higiene sea perjudicial para la salud. No se puede negar la influencia de los factores externos en nuestro sistema inmunitario pero
es importante el papel de nuestro código genético en el desarrollo de los problemas médicos relacionados con él.

Hay un estudio realizado tras la caída del muro de Berlín. Eran dos poblaciones géneticamente similares pero que vivían en condiciones sanitarias diferentes. Los niños del lado oriental se enfermaban y se habían puesto enfermos bastantes menos veces que los del lado occidental, caracterizado por una elevada asepsia.
Recapitulando todo este tema tan «salubre» :estadísticamente los niños que crecen en ambientes demasiado limpios son más propensos a desarrollar alergias y enfermedades autoinmunes.
El sistema inmunitario solo se refuerza cuando trabaja.

En definitiva la esclerosis múltiple se caracteriza por ser una alteración del estado de salud muy característica de paises occidentales «ricos» y de clases medias/altas.
La incidencia de esta enfermedad en otras etnias como los inuit, gitana, sami, nativos americanos y africanos en sus países de origen es mínima.

Carmen López