El embrujo de Sorolla

El Ballet Nacional de España (BNE) regresó al Teatro Real con ‘Sorolla’, (9 al 13 de Noviembre) un espectáculo que «aúna pintura y danza» inspirado en la colección ‘Visión de España’, del pintor Joaquín Sorolla encargada por la Hispanic Society en 1911, en la que se reflejan diferentes regiones de España plasmadas en 14 grandes cuadros destinados a la biblioteca de la institución. Sorolla muestra las diferentes tradiciones y danzas más significativas del folclore Español junto con otras creaciones de escuela bolera, flamenco y danza estilizada los cuatro estilos de la danza española.

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El pasado Domingo asistí invitada por unos familiares a la función Sorolla representada por el BNE en el Teatro Real, el gran coliseo madrileño, donde desde hace un par de años reúne no sólo lo mejor de la Opera mundial, sino la música clásica, pasando por conciertos de temática actual como el pop y el rock, y la Danza clásica y Española.
Un montaje brillante, pleno de fuerza, deslumbrante y atractivo para el público, lleno de luz y color, elegante y extraordinariamente energético. La representación de una duración de casi 2 horas, que concentra a un elenco de 40 bailarines en escena, nos invita al reto de enfrentarnos con la esencia y la identidad regional de España a través de sus músicas y sus danzas, elaboradas por un variado conjunto de coreógrafos que han profundizado en la danza clásica española, la escuela bolera o el flamenco hasta desarrollar una suerte de “folclore vanguardista” que ha sido celebrado con entusiasmo por parte de público y crítica con lleno absoluto. Todo ello, acompañado de música en vivo interpretada por la Orquesta Titular del Teatro Real bajo la dirección musical de Manuel Coves, junto a los músicos flamencos del BNE.
Comienza con la coreografía del cuadro Cosiendo la Vela que no pertenece a la colección y que lo interpreta una de las primeras bailarinas representando lo que es el lienzo de Sorolla sobre el cual va a suceder el resto del espectáculo. A partir de ahí se pasan por las diversas coreografías de las regiones, según Sorolla.
Como «El baile», un lienzo protagonizado por cuatro mujeres que, ataviadas con sus mantones de Manila, celebran la fiesta andaluza de las Cruces de Mayo y donde las bailarinas, vestidas de flamencas, hacen bailar las prendas diseñadas por el francés Nicolás Vaudelet, autor de buena parte de las casi 400 piezas que componen el vestuario de la obra que aportan color y fantasía a las diferentes danzas folclóricas.
La coreografía que mejor plasma la relación entre la danza y el mantón es la «Soleá del Mantón», interpretada por la bailaora Blanca del Rey, quien con sus pasos «convierte la danza en un diálogo de sentimientos entre la bailarina y el mantón”. Una danza que refleja la admiración por el trabajo detrás de cada una de estas prendas, cuyo valor y riqueza reside no solo en los bordados, sino también en los «enrejados», esos nudos de hilos que dan paso a los flecos.
También, la aparición del baile vasco por el cuadro Guipúzcoa. Los bolos, donde el primer bailarín Sergio Bernal interpreta el aurresku sobre una plataforma en alto
Coincidiendo con este estreno tendrán lugar dos exposiciones. La primera, titulada Bailando Sorolla, recoge una selección de imágenes realizadas por el fotógrafo David Palacín en las que, a través de retratos de los bailarines de la compañía y de su director, se da a conocer en detalle los trajes diseñados por Nicolás Vaudelet para este espectáculo. La muestra podrá verse en los salones de la segunda planta del Teatro Real mientras tengan lugar las representaciones del Ballet Nacional de España, con acceso libre para el público asistente a las funciones y a las visitas guiadas.
Por otro lado, la Residencia de Estudiantes ha organizado la exposición “Poetas del cuerpo. La danza de la Edad de Plata”, con el objetivo de dar visibilidad a las redes creativas interdisciplinares que surgieron alrededor de la danza en las primeras décadas del siglo XX, a través de más de 300 piezas que incluyen fotografías, libros, maquetas, vestuario, documentos y una selección de obras plásticas. Entre otras curiosidades se muestra la historia del cuerpo de baile del Teatro Real, sus primeras figuras y las consecuencias de su desaparición, con el cierre del coliseo en 1925.
Es una pena que sólo se representara en 4 únicas funciones, pues estoy segura que mucha gente se habrá quedado con las ganas de ver en directo este espectáculo tan potente, brillando en uno de los mejores coliseos operísticos del mundo en pleno corazón de Madrid en el barrio de los Austrias. De todas formas, es un lujo poder asistir a cualquier función en el Teatro Real merece la pena, aunque si hay que poner alguna pega diría que las entradas deberían ser un poco más económicas y los aseos más amplios sobre todo para las personas con movilidad reducida. En el interior se reproduce el ambiente de la ópera en el siglo XIX y albergan en su interior destacadas obras de arte.
EL Teatro permite a las personas con problemas auditivos que lleven audífonos y/o implantes escuchar la música con mayor calidad y, en general, mejorar la recepción del sonido. Adicionalmente, las personas usuarias de silla de ruedas disponen de una rampa de acceso por la puerta de Felipe V, ascensores para los itinerarios verticales y plataformas elevadoras para entrar en la sala, así como butacas adaptadas en todas las plantas del Teatro, posibilidad de adquirir una localidad de acompañante junto a la del minusválido pero es necesario adquirir las entradas exclusivamente en taquillas o en teléfono 902 244848
Andrómeda

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