Distopía

8EBC44E9-8CDC-4B2B-9CA9-24F8F9632E0DLa Ley general de derechos de personas con discapacidad y su inclusión social establece el 4 de diciembre de este año como límite temporal para llegar a conseguir la accesibilidad universal.

La accesibilidad universal es el grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas. Sin necesidad de utilizar la bola de cristal, está claro que esta utopía no se va a hacer realidad en fecha y vamos a continuar viviendo la distopía eterna de que solo pueden tener derechos plenos una minoría que cuenta con todo a su favor.

En el momento que una persona recibe el diagnóstico de una enfermedad que provoca movilidad reducida o pérdida de capacidades, o bien cuando sufre un accidente que limita las habilidades de su cuerpo, comprende que su vida ha cambiado drásticamente y que ha abandonado los cánones de normalidad en los que creía vivir.  Pero, ¿siempre va a ser así?

En el siglo XXI como decía la zarzuela “las ciencias adelantan que es una barbaridad”  y una persona como yo, que apenas puede dar un par de pasos, puede a día de hoy moverse con cierta independencia gracias a una silla eléctrica. Sin embargo, un mundo inaccesible limita absolutamente las ansias de tener una vida normal de las personas con movilidad reducida.  El mundo está pensado para los viandantes.

Y es que por mucho que uno sea un luchador nato necesita, un mínimo de facilidades para seguir disfrutando de sus derechos en un contexto desfavorable.  No podemos desplazarnos con normalidad en los transportes públicos puesto que, aunque en los autobuses se han conseguido muchos avances, el resto de medios de transporte aún siguen a años luz de ser accesibles. ¿De qué me sirve  ser capaz de llegar al andén del metro en mi sillas de ruedas si luego es imposible subirme al vagón? ¿Qué me aporta una estación de cercanías frente a mi casa si no me puedo siquiera plantear usarla? Eso sí, cuando adquiero mi abono de transportes nadie valora que solo me sirve para ir en el autobús.

Disabled person faced with stairsPor mencionar uno de los hechos que te hacen sentir un abandono absoluto de las instituciones, quiero destacar la última campaña del metro de Madrid.  Una campaña inclusiva en la que aparecen mascotas, gente con bicis, negros, blancos, amarillos …  pero ni una sola silla de ruedas.  Perdón,  aparece la sombra de una rueda de una silla que, indudablemente, no va a llegar a conseguir su objetivo de viajar en el metro. ¿Es lógico que mi perro tenga más facilidades en el transporte que yo? Sra. Cifuentes,  con todos mis respetos, no me haga desear que pase usted dos meses de su vida en una silla de ruedas.

Aparte de tener una limitación absoluta para usar el transporte público, tenemos grandes dificultades incluso para comprar una barra de pan. La mayoría de los comercios no están adaptados y, como si fuésemos mendigos, tenemos que suplicar a alguien que entre en el establecimiento y nos compre lo que necesitamos ¿Por qué me veo obligada a hacer la compra de mil cosas por Amazon? La última vez que quise comprar un mueble para mi salón entraban mis hermanas en las tiendas y me contaban si había algo interesante …  Sin duda, la mejor forma de hacer una buena compra.

¿Qué podemos contar del ocio?  Ir a tomar unas cañas con unos amigos supone un trabajo previo de búsqueda de un local accesible que tenga un servicio adaptado.  Ni que decir tiene que hay zonas en mi ciudad donde eso es algo imposible.  Es cierto que la cultura nos tiene más en cuenta que otras áreas,  pero no os podéis imaginar mi cara ante la entrada de la exposición de Escher en el Palacio de Gaviria…  O cuando acudo al cine y me tengo que quedar delante de las butacas para ver una película, o, simplemente,  cuando voy con un amigo en silla de ruedas a un teatro y solo hay una plaza reservada para personas con movilidad reducida.

Entre nuestros derechos básicos recortados destaca, por encima de todo, la accesibilidad de las viviendas. ¿Es comprensible que en este momento de  la historia haya gente que no puede salir nunca de su casa? ¿Es aceptable que me tenga que gastar una cantidad de dinero indecente en acondicionar mi casa para vivir en ella en silla de ruedas? ¿No tenemos derecho a una vivienda digna?

Llegará el 4 de diciembre y seguiremos pensando en Puigdemont, en el fútbol, en la corrupción o en el paro… pero, algunos seguiremos pensando, simplemente, en vivir una vida tranquila y digna en nuestra silla de ruedas.  Seguiremos presos de nuestra particular distopía.

Cris Bajo

3 comentarios de “Distopía

  1. Muy buen comentario ..y si además tienes la suerte de conducir..es muy difícil aparcar…las plazas reservadas a personas con movilidad reducidas no están acotadas como las zonas de motos y muchas veces no puedes aparcar por el coche de Alan te o atrás invade la plaza…y por no hablar del tráfico de tarjetas…más de 3000 son de personas fallecidas…o falsas ect…voy a ir al ayuntamiento para poner una queja… no creo que haga mucho efecto..La alcaldesa (abuela) esta más ocupada en pintar los semáforos y farolas en plata..😈
    Muchas gracias Cris.

  2. Muy buen comentario ..y si además tienes la suerte de conducir..es muy difícil aparcar…las plazas reservadas a personas con movilidad reducidas no están acotadas como las zonas de motos y muchas veces no puedes aparcar por el coche de Alan te o atrás invade la plaza…y por no hablar del tráfico de tarjetas…más de 3000 son de personas fallecidas…o falsas ect…voy a ir al ayuntamiento para poner una queja… no creo que haga mucho efecto..La alcaldesa (abuela) esta más ocupada en pintar los semáforos y farolas en plata..😈

  3. Estoy completamente de acuerdo. Tendría que enpezarse por el Colegio de Arquitectos, ellos son los que tienen aprobar cualquier obra de edificio, negocios o espacios públicos. Si ellos no las de paso, todo iría mejor.

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