Que nuestro médico de atención primaria, o como normalmente se le ha llamado médico de cabecera, nos conozca tanto a nosotros como nuestra patología es muy importante. Es el facultativo que más a mano tenemos. En ocasiones podemos confundir algún síntoma que puede estar ocasionado por la esclerosis con alguna otra enfermedad común.
Yo afortunadamente tengo el mismo médico de cabecera hace unos veinte años, por lo que a pesar de acudir estrictamente cuando ya no queda más remedio, tengo la suficiente confianza con él para poder consultarle cualquier problema y en un momento dado descartar un brote de algo que no lo es. También él, mediante pruebas médicas, se cerciora en el diagnostico, en más de una ocasión le he escuchado “estoy seguro que es esto, pero con tu patología, prefiero confirmarlo”.
Conozco de cerca casos, que cuando acuden al médico cada poco tiempo, se encuentran con un facultativo distinto. Al acudir para pedir unos análisis de control observan que dicho facultativo no es el mismo que tres o seis meses antes les mando repetirles, e incluso al ir para conocer los resultados, ha vuelto a cambiar nuevamente.
Me imagino que se debe a que no se cubren las plazas que quedan vacantes y cada poco tiempo se contrata a profesionales distintos por cortos periodos de tiempo. Que ellos ojeen nuestro historial o que le contemos los motivos que nos llevan a su consulta, junto con la falta de confianza que produce encontrarte cada poco tiempo con distintos profesionales, te lleva a no sentirte cómodo.
Actualmente hay ambulatorios que están digitalizados, y en nuestro historial médico están reflejados los resultados de pruebas diagnosticas e informes que nos puede haber solicitado cualquier especialista, lo que nos facilita muchísimo tanto al facultativo como a nosotros, ya que nuestra memoria en muchas ocasiones no es muy brillante, más bien todo lo contrario.
En nuestro caso, contar con el mismo médico es importante, recurrimos a ellos para controlar cada poco tiempo los niveles de vitamina D, colesterol así como los valores hepáticos, ya que toda la medicación que tomamos, se elimina por hígado. También hay ocasiones que le contamos nuestros miedos ante algún síntoma nuevo o algún agravamiento, por lo que contar con un facultativo que conocemos y en el que confiamos hace que la relación médico/paciente en una consulta se convierta en una charla amistosa.
Esperemos que los problemas en la Sanidad Pública vayan solucionándose, y se cubran las plazas de todo el personal, y cuando llega el periodo vacacional en lugar de cerrar plantas en hospitales o dejar ambulatorios con menos personal. Igual que tener la posibilidad de ser atendidos por los magníficos profesionales de los que disponemos y que ellos cuenten con el tiempo que precisen para cada paciente en lugar de lo que está ocurriendo actualmente, que tienen solo cinco minutos o menos para poder atender a cada paciente.
Ángeles Glez.