Rodando por Mérida

Aprovechando el puente de San José, mi familia y yo hemos hecho una escapada a Mérida, una maravillosa ciudad que es fiel reflejo de un fragmento importante de la historia de nuestro país.

IMG-20170319-WA0070El patrimonio histórico de Mérida es inmejorable, incluye Circo, Anfiteatro y Teatro Romanos. También la Casa del Anfiteatro (cerrada temporalmente), la casa del Mitreo junto al columbario, el Área Arqueológica de Morería, Cripta de la Basílica de Santa Eulalia y Alcazaba árabe, entre otros.
Mérida se asienta entre los cerros del Calvario y San Albín, flanqueado por los cauces del Guadiana y del Albarregas en Extremadura. Lugar idóneo para el establecimiento de grupos humanos ya desde el Neolítico y el Calcolítico como queda documentado por el asentamiento de Araya.
En nuestro deambular por estas tierras tan ricas hemos tenido que optar por una selección de rincones que visitar.

Historia
Emérita Augusta, según la tradición historiográfica, fue fundada como colonia romana en el año 25 a. C. por orden del emperador Octavio Augusto para servir de retiro a los soldados veteranos (eméritos de las batallas cántabras) Estos militares a los 40 años pasan a ser propietarios de la tierra dedicándose a explotar sus recursos.
Por el testamento de Augusto, se sabe que compró de su propio pecunio estas tierras ya habitadas por lo que surgiría una población mixta, siendo el núcleo esencial los legionarios eméritos. También se asentaron gentes ricas. Posiblemente itálicos que vinieron a establecer sus negocios porque es un territorio generoso en recursos naturales. En Alcántara y la Beira había explotaciones de oro, plata, estaño y plomo. De ahí que se construyera el puente de Alcántara. Símbolo y vigía del control de Roma sobre un territorio de 20.000 Km cuadrados.
Con Augusto la península se organizaba en tres provincias: La Tarraconense, siendo Tarraco su capital, de La Bética, Córdoba y Mérida lo es de la Lusitania.
Mérida es una de las ciudades más importantes de Hispania en época romana y visigoda. Por ello, fue dotada con todas las comodidades de una gran urbe romana. A principios del s. I, Mérida vive un cambio estratégico, hasta el punto que las horas se marcan desde Augusta Emérita donde está la oficialidad romana. De ahí que a la población se van incorporando funcionarios.
Con el tiempo la pirámide social romana está al completo: senadores, el orden ecuestre, los ciudadanos libres, libertos y esclavos además de legionarios y población autóctona.
En consecuencia, la ciudad adquiere monumentalidad. Se cubren con mármol todos sus edificios públicos. Convirtiéndose Mérida en el espejo de Roma. Siendo muchos de sus edificios copias exactas de los originales de Roma.
Mérida, al cambiar su estado jurídico y administrativo se modifica. Amplía el ancho de las calles y se canaliza subterráneamente toda el agua de la ciudad conservándose muchos vestigios de ello.
Con los visigodos llegó a ser el centro de peregrinación y sede primada de la Iglesia católica, antes de que lo fuera Toledo. Sin embargo, tras la presencia de los árabes se inició el declive de la ciudad, por pasar a Batalhús, actual Badajoz el centro económico en época musulmana. Por eso, Mérida quedaprácticamente relegada al ostracismo hasta el siglo XX. Desde 1993 Mérida ha recobrado su grandeza, ya que en diciembre de ese mismo año fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, siendo éste un reconocimiento de su proyección turística, uno de sus motores económicos. Convertida, a su vez, en 1983, en la capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Hoy con sus casi 60.000 habitantes, es una ciudad en crecimiento donde el visitante puede descubrir su legado histórico al mismo tiempo que disfrutar de sus costumbres, gastronomía, naturaleza y oferta cultural.
No es momento de analizar pormenorizadamente cada uno de sus monumentos, aunque me gustaría reseñar algunos monumentos significativos.

De visita

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Antes de llegar a la ciudad, nos detuvimos a visitar el dolmen de Lácara, un monumento megalítico del Calcolítico de dimensiones sorprendentes, en muy buen estado de conservación. La construcción de este tipo de monumentos funerarios se pueden datar entre los 3000-4000 años antes de Cristo. Este dolmen de corredor se ubica a escasos kilómetros de Mérida en plena dehesa y es un paseo obligado, aunque he de reconocer que el camino que hay que hacer exige de brazos fuertes para manejar la silla de ruedas.
El dolmen aparece oculto por un montículo que parece natural. Aunque no pasa desapercibido porque alrededor de él se pueden ver los menhires emergentes de la tierra ya que hoy el dolmen queda al descubierto.
Una vez confirmada la importancia de la zona hasta para nuestros más lejanos antepasados continuamos nuestro rodar hasta llegar a Mérida.

Roma, Roma, Roma

Mérida huele a Roma por cada rincón. El Teatro se construye bajo el patrocinio de Agripa, yerno de Augusto, a caballo entre los años 16 y 15 a.C., cuando la Colonia fue promovida como capital provincial de la Lusitania. Al igual que el edificio contiguo del Anfiteatro, el Teatro se edificó parcialmente en la ladera de un cerro, lo que abarató sustancialmente los costes de su fábrica. El resto se erigió en obra de hormigón forrada con sillares.

Aunque los romanos no eran muy aficionados al teatro, una ciudad de prestigio no podía dejar de contar con un edificio para los juegos escénicos. El de Emerita Augusta fue especialmente generoso por su capacidad, unos seis mil espectadores. Éstos se distribuían de abajo a arriba según su rango social en tres sectores de gradas, caveassumma, media e ima, separados por pasillos y barreras. A todas las gradas se accedía con facilidad desde escalerillas distribuidas de manera radial por las caveas. A través de pasillos se llegaba a las puertas de acceso o vomitorios.
La deteriorada grada superior o summa cavea era lo único que emergía del edificio antes del inicio de su excavación en 1910. Al quedar arruinadas desde antiguo las bóvedas de los accesos, sólo quedaban en pie los siete cuerpos de sus gradas, lo que dio lugar a que los emeritenses bautizaran a esas ruinas como las Siete Sillas.
El espacio semicircular donde se ubicaba el coro, la orchestra, luce un suelo de mármol fruto de una reforma tardía. Tras la orchestra se eleva el muro del proscenio, de exedras circulares y rectangulares. Sobre él se desplegaba la escena. Originalmente era un entarimado de madera bajo el que se distribuían todos los artilugios de la tramoya.
Tras el muro del frente escénico se desarrolla un amplio jardín porticado cerrado por muros con hornacinas que fueron decoradas con estatuas de miembros de la familia imperial. En el eje de este pórtico, en línea con la valva regia y el espacio sagrado de la ima cavea, se halla el aula sacra, un pequeño espacio sagrado con una mesa de altar donde se honraba a la figura del divino Augusto.
Como curiosidad, os invito a que no dejéis de ver las letrinas de mármol. Se sabe que los romanos carecían de intimidad cuando satisfacían sus necesidades fisiológicas. Era un lugar de encuentro como lo fueron los baños. Se sabe que los esclavos calentaban los asientos de gélido mármol para cuando llegaba el señor/a a evacuar. También se sabe que las letrinas eran mixtas.
Mérida está cuidando mucho su accesibilidad y se nota, pese a todo hay zonas complejas en las que las personas con movilidad reducida tenemos dificultades. Sin embargo, en buena compañía y con paciencia se consigue recorrer como lo demuestran las fotografías.

Casa del Mitreo

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Pasamos de un espacio público a la vida privada romana y como ejemplo no podemos dejar de ver la que se conoce como “casa del Mitreo”.
Se trata de una vivienda edificada a finales del siglo I e inicios del II d.C. construida extramuros, es decir, fuera de las murallas de la ciudad, aunque muy próxima. Así no se veía condicionada por el espacio que ocupaba.
Se denomina del Mitreo porque los arqueólogos creyeron en un principio que se trataba de un templo dedicado a Mitra, dios protector de los legionarios. Pero, al ampliar la investigación se confirmó que era la vivienda de un fabricante de objetos de huesos, como atestiguaron los restos. Comprobaron que la entrada estaba flanqueada por el taller y la tabernae, tienda donde se vendían los objetos.
Sin duda, su extensión y la decoración de algunas de sus estancias denotan que sus propietarios fueron personajes de relevancia dentro de la sociedad emeritense, formados en la cultura helenística.
Parece que esta zona, como otras de la vivienda, tuvo un segundo piso, como se deduce de la presencia de algunos peldaños que aún se conservan. A este atrio dan varias salas, construidas como las del resto de la casa: zócalo de mampostería y el resto del alzado en tapial. Las paredes iban enlucidas y decoradas con pinturas.
Una de esas habitaciones conserva el mosaico del Cosmos. En él se representa, con gran colorido y realismo, un abigarrado conjunto de figuras humanas que vienen a representar los distintos componentes del universo conocido, partiendo de los elementos terrenos y marinos hasta llegar a los celestes, pero todos girando alrededor de una figura primordial, la de la Eternidad (Aeternitas).
La vivienda es absolutamente fascinante y se ha trabajado mucho en su accesibilidad aunque he de reconocer que pasé un vértigo impresionante en determinadas zonas.

El Templo de Diana
IMG-20170319-WA0033Es uno de los pocos edificios de carácter religioso que se conservan, gracias a que durante siglos formó parte del palacio renacentista del conde de los Corbos, que se adhirió a sus enormes columnas como un parásito.
En época romana este templo destacaba dentro de una gran plaza conocida como “Foro de la Colonia”. Rodeada de importantes edificios públicos, fue el centro urbanístico y el principal lugar de encuentro de los ciudadanos de Augusta Emerita. Aquí transcurría la vida política, se administraba justicia, se hacían transacciones financieras y mercantiles y se ofrecían sacrificios en honor de los dioses.
El templo, flanqueado por dos estanques, se ubicaba en la cabecera de la plaza, en un espacio sagrado conocido como Temenos, donde se celebraban actos religiosos al aire libre. Delante del templo existía una tribuna pública, elevada sobre la plaza. Desde ella, las autoridades se dirigían a los ciudadanos.
El templo fue construirlo con granito procedente de canteras locales y revestido con estuco. Estuvo rodeado de columnas en todos sus lados. Estas apoyan en un podio de tres metros de altura. Mientras el templo estuvo en uso, se accedía a su interior subiendo una escalera monumental, hoy perdida.
Desde el siglo XVII, es popularmente conocido como Templo de Diana, aunque actualmente sabemos que estuvo consagrado a Roma y al Emperador.
Plaza y templo se planificaron al fundarse la ciudad en época de Augusto, siguiendo el modelo urbanístico de las nuevas ciudades imperiales. Posteriormente, en el siglo I d. C., la plaza se amplió con un segundo recinto en el que se levantó otro templo.
La construcción del Palacio de los Corbos, popularmente conocido como “Casa de los Milagros”, en el siglo XV facilitó que el templo llegara a nuestros días en un excelente estado de conservación.

Más allá de Roma

No quiero terminar este extenso post sin hacer una referencia a La Alcazaba, extraordinaria muestra de la presencia árabe en la ciudad. La alcazaba fue construida por Abderramán II en el año 835 d. C. como bastión para controlar la ciudad, que desde el año 805 se había rebelado continuamente contra el dominio emiral. Ello la convierte en la fortificación musulmana más antigua que se conserva en la Península Ibérica. La fortificación consiste en un recinto cuadrado de 130 metros de lado capaz de albergar un buen número de tropas. En su interior hay un aljibe, que es una cisterna subterránea de agua filtrada desde el cercano río Guadiana a la que se accede por una doble escalera desde el piso bajo de una torre. Dentro destacan las pilastras reaprovechadas de algún edificio visigodo cuya decoración, en relieve, consta de columnas en sus laterales y motivos vegetales que forman círculos alrededor de racimos y palmetas en sus frentes.
El perímetro de la alcazaba es casi cuadrado, de unos 550 metros. Los muros, de unos 2,70 metros de grueso y 10 metros de altura, están fabricados en su mayoría con sillares de granito reaprovechados de obras romanas y visigodas con un relleno interior de tierra, piedras y argamasa. Originalmente había una gran torre cuadrada en cada esquina del recinto (cuatro en el principal y dos en el alcazarejo), mientras que en los lienzos de la muralla, a intervalos regulares o flanqueando las puertas, se disponían en total otras veintidós pequeñas torres de base cuadrangular, algunas de época cristiana.

IMG_0596Queda aún mucho más que contar sobre un enclave tan maravilloso, pero eso lo dejo para vosotros porque siempre es buen momento para visitar Mérida, incluso en silla de ruedas. Y si aún no estáis agotados, acercaros por último a Medellín, lugar de nacimiento de Hernán Cortés, donde están excavando toda una ciudad romana cubierta hasta ahora por un olivar.

Ana y Cris Bajo

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