Intocables, del cine al teatro

1La película Intocable, de los franceses Eric Toledano y Olivier Nakache, llegó en España en marzo de 2012 después de cosechar innumerables éxitos en Francia. Siete años después, las compañías Ados Teatro y Pentación Espectáculos han adaptado el guión del filme a una obra teatral que se estrena en Madrid desde el 11 Septiembre hasta el 24 Noviembre en el Teatro Reina Victoria.

El pasado Domingo acudí al teatro para ver esta maravillosa obra, Intocables cuenta la historia de un rico aristócrata (Felipe) que, tras un accidente de parapente, se queda tetrapléjico y termina contratando como cuidador a un joven inmigrante de un barrio obrero (Driss) que acaba de salir de la cárcel. Harto de cuidadores que le tratan con piedad o condescendencia, lo que le gusta de Driss, al contrario, es que ve que no le tiene compasión alguna. La trama nace de la historia real que protagoniza el documental A la vie, à la mort, que está recogida en la obra autobiográfica Le second souffle y que cuenta la relación entre Philippe Pozzo di Borgo y Abdel Yasmin Sellou.

Bajo la adaptación de Garbi Losada y José Antonio Vitoria, la obra teatral homónima está protagonizada por Roberto Álvarez y Jimmy Roca, que encarnan los papeles de Felipe y Driss, respectivamente. Juntos mezclarán a Vivaldi y la música rap, el habla elegante y la jerga callejera, los trajes caros y los pantalones de chándal. Dos mundos que chocarán para acabar por entenderse.

No cabe duda que esta versión teatral es una apuesta muy arriesgada. Por un lado tiene las referencias cinematográficas y si ello no fuera suficiente, el papel de Felipe, interpretado a la perfección por Roberto Álvarez, es el de un parapléjico cuya única expresión dramática reside en el rostro y cabeza, donde se centran los únicos movimientos que se le permiten. El principal reto es el poder expresar las emociones de “un hombre sufriente”. Porque, Felipe, su personaje, es una persona que “no siente nada pero sufre mucho”, y que “siente lo que se llama dolor fantasma”.

Su alter ego la presta Jimmy Roca, que interpreta a Driss, “una persona que viene de la calle, ha estado en la cárcel y no tiene nada que ver con Felipe”. Precisamente el desparpajo del joven, su torpeza y su falta de miramientos a la hora de tratar al tetrapléjico son lo que atraen a éste, que en manos de su cuidador encuentra su vida más ilusionante y entretenida. Su desparpajo y su desinhibida desfachatez hacen de él uno de los personajes más divertidos de la obra.

Ambos encontrarán en el otro no lo que desean, sino lo que realmente necesitan. Al igual que los capítulos de un libro, las experiencias que comparten crearán una amistad inquebrantable, pese a las críticas o la incomprensión de familiares y amigos, devolviéndoles aquella pasión por la vida que olvidaron. Así como la necesidad de compartirla con alguien que sepa apreciarla y aceptarte con tus defectos y virtudes.

En el camino, ambos mantendrán una relación que irá más allá de un acuerdo laboral, hasta convertirse en amigos inseparables. Una amistad tan improbable e inesperada, como definitiva. El elenco lo completan Begoña Maestre e Iker Lastra.

La película tuvo un éxito rotundo en varios países y es la segunda película francesa más taquillera de la historia; recibió el Premio César al Mejor Actor (Omar Sy) y obtuvo siete nominaciones más, incluida la de Mejor Película. También recibió el Goya a la mejor película europea y el Premio a la Mejor película del Festival de Tokio, el Premio a la Mejor película extranjera de la Prensa de Chicago, etc.

La puesta en escena es sobria con una pared frontal cuyos paneles son practicables y giratorios, reforzada por una iluminación intimista, utilizan paneles móviles que permiten al espectador visualizar el fluido cambio de escena, que es continuo. Los personajes entran y salen en un devenir cotidiano. Esto permite la entrada y salida del tetrapléjico en su silla. Y da agilidad a la obra, que abarca meses sin otra circunstancia espacial que la estancia en la que se relacionan. En este sentido la idea de utilizar los propios paneles como pantalla donde se proyectan las salidas de los dos amigos al parque o por la calle es una buena solución.

En escena se ven proyectadas escenas donde se fragua esta intensa amistad. Tenían como fondo un otoño estas imágenes permiten al espectador entender el vínculo que han formado los personajes y que va más allá del círculo de confianza para uno de ellos. Además, es una metáfora de la necesidad de salir de la zona de confianza y exponerse a nuevas experiencias para conocerse mejor y vivir más plenamente Dan viveza y alegría a una obra que en teatro se quedaría algo ahogada en un solo espacio compartido por pocos personajes. También me parece un acierto proyectar rostros de cuidadores o supuestos cuidadores candidatos al puesto. Yo que vosotros no me la perdería, es una historia divertida conmovedora y esperanzada dos personajes contrapuestos pero en definitiva se necesitan se va a establecer una química y un lenguaje común que encuentra su origen en sentirse de alguna manera excluidos del resto. En fin…dos mundos del todo diferentes y que es precisamente en las diferencias donde se encuentran y complementan y desde la que se enriquecen y se empiezan a conocer a sí mismos. Ambos, Felipe y Dris, retoman la pasión, el gusto por vivir, por abandonar tópicos y convencionalismos. Se necesitan pero más allá de la necesidad está la generosidad y el agradecimiento que se regalan.

Aunque el teatro no está adaptado sí que he visto a personas en sillas de ruedas situadas a ambos lados del patio de butacas. No obstante, os recomiendo que llaméis y os informéis antes de adquirir vuestras entradas pero el personal es cercano y amable y siempre dispuesto a ayudar.

Andrómeda

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