Cuando nos diagnostican la EM uno de nuestros primeros pensamientos es si volveremos a recaer lo que se conoce como brotes. Pero, sin embargo, cada vez que sentimos algún síntoma nuestra cabeza se llena de dudas, al no saber si se trata de un brote de EM o, simplemente, se trata de un pseudobrote. Pero a pesar de saber todo esto, sigue siendo difícil al momento de sentir síntomas y que tu cabeza se llene de dudas que no hacen más que empeorar la situación. Aunque ya la experiencia te enseña y por intuición puedes saber cuándo es un brote o no, siempre hay una sensación de incertidumbre, miedo o esperanza de que al siguiente día todo volverá a la normalidad.
La diferencia entre un brote real y un pseudobrote es que el brote es la aparición de nuevos síntomas o un empeoramiento actual de la enfermedad de más de 24 horas de duración y suelen durar de cuatro a seis semanas. El brote refleja la aparición de una nueva lesión o la reactivación y crecimiento de alguna existente en el cerebro y la médula espinal. Por consiguiente, deben de haber pasado al menos, 30 días desde el anterior episodio de empeoramiento neurológico para poder considerar que se trata de un nuevo brote.
En ocasiones, las personas con EM pueden experimentar síntomas similares a los que aparecen cuando se produce un brote es lo que se conoce por pseudobrote, una agravación temporal de los síntomas previos o residuales que aparece y desaparece rápidamente, generalmente en 24 horas y no está relacionado con nuevas zonas de inflamación dentro del SNC. En la mayoría de las personas, los pseudobrotes están desencadenados por el calor lo que significa también que, si un paciente tiene una enfermedad o infección con fiebre durará hasta que se resuelva la fiebre. La menstruación o los cambios hormonales también pueden aumentar la temperatura corporal, así como la toma de alcohol o drogas. Si al disminuir la temperatura corporal los síntomas van desapareciendo no se trata de un brote, y por lo tanto, es una falsa alarma; si contrariamente, persisten más allá de 24 horas, es necesario avisar al neurólogo, que valorará e indicará cómo proceder según lo expuesto previamente.
Existe también un debate abierto sobre si el estrés desencadena brotes o no, o si éstos son simplemente pseudobrotes. Es muy difícil valorarlo científicamente, pero mucha gente con EM relaciona el estrés con la aparición de brotes.
En este contexto, los pacientes diagnosticados con EMPP (Esclerosis primaria progresiva) sufren, en general, la ausencia de brotes definidos (al contrario que la forma remitente-recurrente), pero hay un comienzo lento progresivo de discapacidad y un empeoramiento constante de los síntomas sin un periodo intermedio de remisión. La progresión de la enfermedad también tiene periodos más activos que deben ser consultados con los neurólogos. En estos casos la aplicación de corticoides no suele ser tan eficaz como en los brotes de las formas remitentes recurrentes pero existen medicamentos para los síntomas que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes en estos periodos.
Andrómeda
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