Cómo manejar la fatiga en la esclerosis múltiple

fatigaLa fatiga o sensación de lasitud es uno de los síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple, que aparece en el 90% de los afectados, a lo largo de la enfermedad y aproximadamente en un tercio está presente desde el inicio.

A diferencia de las personas que no padecen esta enfermedad que experimentan la fatiga después de un intenso y continuado ejercicio físico o mental, los afectados de esclerosis múltiple experimentan estos síntomas de dos formas; a unos les provoca un cansancio insoportable sin haber realizado ningún tipo de ejercicio o actividad previa y a otros les hace empeorar agravando los síntomas.
Además es uno de los síntomas que más va a alterar la calidad de vida, el desempeño de una actividad laboral y las relaciones sociales de los afectados. Cuando es muy intensa casi el 50% tiene que disminuir la actividad laboral o abandonarla con independencia de la discapacidad física.
Y la fatiga no solamente afecta a nuestra capacidad física, también a la actividad mental. Produce falta de concentración, dificultad para memorizar y para mantener la atención, que va a dificultar el aprendizaje y todas las actividades de la vida diaria.
Las sustancias que medían en la inflamación asociada a la esclerosis múltiple, las citoquinas; -las proteínas que regulan la comunicación intercelular-; van a estar elevadas cuando notamos el cansancio.
No se ha observado ninguna relación de éstas con la cantidad de lesiones en la sustancia blanca que aparecen en las resonancias magnéticas ni con la localización específica de la lesión en el cerebro. Si parece haber menos actividad metabólica en la corteza cerebral de los pacientes con esclerosis múltiple que sufren más fatiga.
La fatiga no va a estar relacionada ni con el sexo, ni con la edad, ni con el déficit neurológico, ni con el tipo de evolución de la enfermedad. Este cansancio va a estar relacionado parcialmente con la actividad y mejora con el reposo.
Normalmente a primera hora de la mañana nada más levantarse la fatiga es de menor intensidad para ir empeorando y ser muy intensa a media mañana. Por la tarde el paciente es casi incapaz de realizar sus tareas cotidianas, incluso se acompaña de síntomas ya desaparecidos de un brote previo o se intensifican los ya existentes.

¿Qué produce la fatiga?
– Determinados tratamientos para la ansiedad y la depresión pueden producir como efecto secundario un cansancio importante.
– El tratamiento con interferones puede intensificar la fatiga.
– Algunos de los síntomas asociados a la esclerosis múltiple van a empeorar la sensación de fatiga.
La espasticidad, sobre todo la localizada en miembros inferiores, también va a generar más fatiga y deberemos manejarla de forma adecuada. Incluso los fármacos utilizados para tratarla pueden producir aún más cansancio.
– El dolor y la depresión también pueden tenerla entre sus manifestaciones.
– Las alteraciones del sueño que con mucha frecuencia afectan a los pacientes es un aspecto muy poco estudiado.
– El aumento de la temperatura corporal, bien por cambios estacionales, por la fiebre a causa de cualquier enfermedad, por un baño o ducha muy caliente o por ingerir comidas ardientes o picantes, va a empeorar la sensación de cansancio sobre todo en los ambientes húmedos y calurosos que impiden una adecuada transpiración. Es fundamental no permanecer mucho tiempo en estos ambientes. Cada persona de todas formas tiene una determinada sensibilidad al calor.
– La propia actividad y las exacerbaciones de la enfermedad.
– El dolor.
– Otros problemas de salud.
– Estrés.

Clasificación de la fatiga
Por tipo:
Crónica. La que aparece de forma habitual y que incapacita al individuo en la mayoría de sus actividades.
Aguda. instauración súbita de cansancio tras un período de actividad intensa.

Por categoría:
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Aparece como resultado del daño al sistema nervioso central. El cuerpo responde a este daño enlenteciendo las reacciones, por lo que aparece la lasitud ó cansancio insoportable que no está relacionado con la participación en una actividad o en un ejercicio.

Fatiga secundaria.
Aparece como consecuencia de algunos factores no relacionados con la esclerosis múltiple.
– Infecciones.
– Ejercicio; hablamos de fatiga neuromuscular cuando se produce en un grupo de músculos específico.
– Medicación.
– Depresión.
– Factores ambientales.

Tratamiento y control de la fatiga.
Algunos consejos.
– Ahorro de la energía. Marcar nuestro propio ritmo. Encontrar el equilibrio entre el descanso y las actividades. Evitar el exceso de tareas. Revisar así todas las actividades diarias para ver si la fatiga puede mejorar o empeorar.
– Evitar ambientes con ruidos fuertes.
– Evitar caídas en nuestro hogar retirando alfombras y muebles incómodos.
– Mantener una buena postura corporal.
– Retirar algún tratamiento farmacológico si puede empeorar la fatiga, siempre consultando antes con nuestro médico de cabecera o neurólogo.
– Realizar una alimentación equilibrada.
– Durante el verano evitar ambientes calurosos y húmedos.
– Tratar la fiebre lo más rápidamente posible.
– Realizar ejercicio aeróbico diario, no extenuante durante 20 minutos.
– Tratar de forma adecuada la espasticidad, que puede empeorar el cansancio.
– Farmacología. Opciones para tratar la fatiga consultando al neurólogo:
Amantidina.
Bajas dosis de aspirina.
Corticoides en lapso corto de tiempo.
Bupropion y fluoxetina.

Podemos recurrir a la ayuda psicológica si creemos que afecta a nuestras relaciones familiares y personales.
Nunca se debe aceptar que la fatiga sea una consecuencia inevitable de la EM.
Carmen López

Fuentes:
Entrevista realizada a Antonio Yusta Izquierdo, nneurólogo del Hospital Universitario de
Alcalá de Henares (Madrid) y publicada en diciembre de 2016 en la página web de la
«Asociación Esclerosis Múltiple de Albacete».

«Mutiple Sclerosis Journal». Noviembre 2011.

2 comentarios de “Cómo manejar la fatiga en la esclerosis múltiple

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