Autorretrato “Mano con esfera reflectante” (1935)
Quien pueda ir todavía está a tiempo de disfrutar de la interesantísima exposición de Escher en el laberíntico palacio de Gaviria. Recoge muestras de todo su recorrido artístico y revisa la gran influencia ejercida en creadores posteriores; un cautivador universo fantástico.
Digo quien pueda no es porque esté lejos o mal comunicada, está en pleno centro, incluso sospecho que no se montó en el reloj de Sol por falta de acuerdo con el Ayuntamiento; me cuesta entender que dejaran escapar una torre tan hermosa y tan repleta de escaleras. Seguro que a los organizadores (Arthemisia Group) les encantaba… No importa, encontraron su lugar ideal en el Palacio de Gaviria. Situado en la Calle del Arenal 9 fue construido a mediados del S. XIX para el marqués del mismo nombre al estilo de los palacios renacentistas italianos. Tal vez su inspiración pesó en la elección del emplazamiento que hizo Giudiceandrea, coleccionista italiano experto en la figura del artista comisario de la exposición, junto con Mark Veldhuysen de The M.C. Escher Foundation. El asunto es que accesible, lo que se entiende como accesible, no es.
Después de verla creo que la idea de, no podía ser más “escheriana”: objetos imposibles, laberintos y escaleras tanto en las obras como en el palacio; lo juntas, lo ordenas con esmero «escheriano» y nos sale esta muestra compuesta de 200 obras. Exposición solo apta para aquellos que puedan moverse por sus recovecos o para quienes dispongan de un esforzado y forzudo acompañante dispuesto a llevarles a caballito. Igual piensan que con los retos que plantea salir a rodar por la calle a quienes tienen movilidad reducida ya tienen obstáculos arquitectónicos y escalones de sobra sin necesidad de buscar más por muy artísticos que sean.
Otra vez la cultura no está al alcance de todos. El Palacio debería no albergar exposiciones de envergadura; que sus propietarios lo dejen como centro turístico-comercial si quieren rentabilizarlo, pero que organismos públicos no secunden sus fantasías pseudodivulgativas. Me pregunto cuánto han obtenido dueños y expositores en subvenciones, ya que tenían el “apoyo” del Ayuntamiento y la Comunidad. También me pregunto si organismos públicos recuerdan que hay más de cuatro que se empeñan en hacer su vida en silla y que pretenden incluso que sea plena, gratificante y atractiva.
Eso si, si puedes ir no la dejes pasar. Las entradas se pueden comprar en:
https://www.ticketea.com/entradas-exposicion-escher-retrospectiva-madrid-2017
Donde ya lo avisan: “Importante: el Palacio de Gaviria no dispone de ascensor, sólo escaleras. Por ello, el acceso a personas con movilidad reducida no será posible” pero aunque digan que el que avisa no es traidor, tengo mis dudas: ¿el que maneja la cultura para primar la cartera no traiciona el derecho a la igualdad?
- LA EXPOSICIÓN
Superados los dos tramos de escaleras iniciales nos zambullimos en las surrealistas creaciones del artista gráfico Maurits Cornelis Escher que han seducido a científicos, matemáticos y diseñadores, además de haber ejercido una fuerte influencia en el mundo del arte. Conocido por sus «construcciones imposibles», a lo largo de su vida Escher realizó 448 litografías y grabados, así como unos 2.000 dibujos y bocetos.
La selección tiene 200 obras, entre las que destacan Mano con esfera reflectante, Relatividad (o Casa de escaleras), y Belvedere. El montaje incluye experimentos científicos, áreas de juego y recursos educativos que contribuyen a la comprensión de sus perspectivas imposibles, imágenes desconcertantes y mundos aparentemente irreconciliables. Está preparado para que los visitantes toquen, experimenten, participen y se sumerjan en el universo del artista. Resulta un plan estupendo para hacer con niños, al juntar arte y entretenimiento.
La exposición se divide en siete secciones:
1- Primer período.
2- Teselaciones (utilizar el plano como mosaico).
3- Superficies reflectantes.
4-Metamorfosis.
5- Paradojas geométricas.
6- Obras por encargo (trabajos para clientes).
7- Eschermanía. Que que reúne la enorme repercusión de sus obras en los más diversos campos y formatos.
Además de ser artista gráfico, ilustró libros, diseñó tapices, sellos postales y murales. «A diferencia de muchas exposiciones de Escher celebradas en el pasado, esta retrospectiva da más espacio a su influencia en la cultura popular», explica Federico Giudiceandrea.
Para entenderlo, hay que fijare en como fusionó arte y ciencia. Se acercó a ella no como un especialista sino como un curioso.
“No he crecido. En mí está el niño pequeño de mis primeros días.” M. C. Escher
Néstor Martín Gulias, catedrático de dibujo técnico escribe sobre él: “Su obra es un amor desmesurado por el detalle, es representar una realidad interrelacionada desde sus distintos ámbitos y espacios, es la cohesión de elementos de naturaleza matemática con elementos prácticos cotidianos, de elementos geométricos con transformaciones complejas, es la representación de las figuras que giran, que crecen, que se trasladan, que transforman su textura, que pasan de ser planas a espaciales, formas imposibles; un estudio inmejorable del espacio, de la perspectiva y de su complejidad representada de una forma gráfica, intuitiva y directa, asequible a todo el mundo interesado en el mundo del arte, del dibujo y de la ciencia.”
- BIOGRAFIA
Nacido en Leeuwarden, Países Bajos, en 1898, Maurits Cornelis Escher era el menor de los cuatro hijos de un ingeniero civil. Vivió la mayor parte de su juventud en Arnhem donde se trasladó la familia cuando él tenía cinco años.
Retrato de Escher padre 1916
Pese a ser metódico y ordenado en grado extremo Escher no era estudioso, la única materia que le gustaba era el dibujo. Ni siquiera en la escuela de arte tenía buenas notas, pese hacer buenos dibujos; tras repetir curso dos veces no consiguió el título oficial.
Su padre, consciente del talento de Maurits, quería que fuese arquitecto, así que en el año 1919 le animo a entrar el Colegio de Arquitectura y Artes Decorativas en Harlem. Experiencia breve, a la semana informó casa de que iba a dejar estos estudios. Su profesor artes gráficas, impresionado por sus dibujos y grabados, le había aconsejado que estudiara arte decorativo, a lo que el padre accedió con ciertos reparos. Éste profesor, Samuel Jessurun de Mesquita, le animó a meterse de lleno en las artes gráficas y se convirtió en su principal maestro.
En esta primera fase Escher es esencialmente paisajista. Hace muchas excursiones, le gusta pasear por el bosque y fijarse en cada detalle que luego representa en sus obras con minuciosidad. Dibuja también retratos muy expresivos.
En el año 1922 viaja con dos amigos holandeses a Italia y pasa por España antes de ir a Génova, representa tanto paisajes naturales como artificiales del Mediterráneo. Roma, Sicilia, el mar… (Roma [y el grifo de Borguese] o La catedral sumergida). Tras sus dos años de estudios tenía conocimientos elementales de dibujo y era ya un virtuoso de la técnica del grabado.
Son de esta época numerosos paisajes italianos. Al bajar al sur de Italia se fija los ornamentos arquitectónicos romanos, griegos y sarracenos que le gustan especialmente. En la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba descubre la decoración geométrica.
En la pensión conoce a Jetta Umiker y se casan en 1924. La pareja se instala en Roma y Escher recorre Sicilia, Córcega, Malta, dibujando los bocetos de los grabados que hacía al volver a casa.
En el año 1935, con el clima político de Italia enrarecido, al ver como en el colegio obligaban a su hijo a desfilar con uniforme fascista decide emigrar con su familia a Suiza. El paisaje nevado no le inspira nada, ve rocas sin historia, la arquitectura es limpia, sin fantasía. Mientras estuvo en Suiza permaneció aislado y desmotivado,
En 1936 realiza su segunda visita a La Alhambra, donde estudia minuciosamente los patrones decorativos del palacio nazarí. Lo que aprendió allí tendría fuertes influencias en muchos de sus trabajos, especialmente en los relacionados con la partición regular del plano y el relleno del espacio sin dejar ningún hueco. Profundiza en la teselación (la división del plano a modo de mosaico) al reinterpretar la decoración árabe: los ángulos, las líneas y los círculos también podían transformarse en seres animados ausentes en el arte islámico.
“El orden es la repetición de unidades. El caos la multiplicidad sin ritmo.” M. C. Escher
«Dos campos de cultivo simétricos, uno nocturno y otro diurno, que se convierten en aves que los sobrevuelan en formaciones contrarias. Al tiempo, los huecos entre las perfectas bandadas se difuminan y se cambian a pájaros de signo contrario y en los campos del lado opuesto. Una prueba más del dominio de Escher de la partición regular de la superficie” (John Tones).
Hasta el año 1931 era poco conocido, había hecho un par de exposiciones y alguna ilustración en dos o tres libros.
En 1937 va a Bruselas donde empieza a trabajar estructuras matemáticas.
Las transformaciones geométricas, la continuidad y el infinito son obsesiones de casi todas sus obras de este momento.
Escher lee el artículo del matemático húngaro George Pólya que hablaba de la clasificación de los grupos de simetría en el plano. Como resultado empieza a crear obras con cosas distintas en un único espacio.
La cinta de Moebius es una superficie con una sola cara y un solo borde y otro de los temas que Escher dibujó en repetidas ocasiones, siempre desde una interpretación de creación artística. Se convirtió en el dibujante que admiraban los matemáticos.
Escher nunca llevó una vida pública demasiado llamativa prefería intercambiar impresiones con gente como el geómetra H.S.M. Coxeter o el matemático Sir Roger Penrose. Tal fue su voluntad de rehuir la fama que llegó a rechazar una oferta de Mick Jagger para diseñar una portada de los Rolling Stones. Pero en el año 1951 empezó su andadura hacia el reconocimiento. En 1954 vende 338 grabados, lo que muestra su éxito, pero no de sus paisajes ni escenas urbanas; lo que llama la atención del público es la representación del mundo geométrico que tanto le fascinaba.
A principios del año 1941 se muda a Holanda donde trabaja con ímpetu en numerosos dibujos, a continuación hace algunos cruceros por el Mediterráneo hasta que tuvieron que operarlo en el año 1962, que fue cuando interrumpió el trabajo. En el año 1970 se traslada al norte de Holanda, lugar en el que falleció dos años más tarde.
Cuarenta y cuatro años después, su aguda observación del mundo y la expresión de sus fantasías siguen maravillando.
Capaz de seducir a casi todos, dejó esta sentencia para la posteridad:
«Sólo quienes intentan lo absurdo alcanzan lo imposible».
Ana Fdez