Existe un rinconcito en Madrid que aprovechamos poco, en general, los madrileños. Un espacio donde convivir con la naturaleza, donde se oye el cantar de los pájaros y donde simplemente uno puede aparcar el paso del tiempo. Este espacio es el Real Jardín Botánico de Madrid. Os invito a que me acompañéis en este paseo en un día que parece realmente primaveral.
Haciendo un poquito de historia, el 17 de octubre de 1755, Fernando VI ordenó la creación del Real Jardín Botánico de Madrid, que se instaló en la Huerta de Migas Calientes, en las inmediaciones de lo que hoy se denomina Puerta de Hierro, a orillas del río Manzanares. Contaba con más de 2000 plantas, recogidas por José Quer, botánico y cirujano, en sus numerosos viajes por la Península u obtenidas por intercambio con otros botánicos europeos.
A partir de 1774, Carlos III dio instrucciones para su traslado al actual emplazamiento del paseo del Prado, donde se inaugura en 1781. Sabatini -arquitecto del Rey- y Juan de Villanueva al que debemos el Museo del Prado, el Observatorio Astronómico y otras obras- se hicieron cargo del proyecto.
En esos años se construyeron las tres terrazas escalonadas, se ordenaron las plantas según el método de Linneo -uno de los botánicos más importantes de la Historia- y se construyeron también la verja que rodea el Jardín, los emparrados y el invernáculo llamado Pabellón Villanueva -en el que se encuentra la cátedra donde impartió sus clases Antonio José Cavanilles.
Desde su creación, en el Real Jardín Botánico se desarrolló la enseñanza de la Botánica, se auspiciaron expediciones a América y al Pacífico, se encargaron los dibujos de grandes colecciones de láminas de plantas y se acopiaron importantes herbarios que sirvieron de base para describir nuevas especies para la Ciencia.
Tras muchas décadas en declive, sin que las administraciones públicas apostarán por este espacio tan genuinamente madrileño, a día de hoy, podemos confirmar que goza de todo su esplendor.
Distribución
El Jardín Botánico se distribuye en cuatro terrazas, aprovechando el desnivel del terreno.
Terraza de los Cuadros
Es la terraza situada más abajo y la más espaciosa de todas. En ella se encuentran las colecciones de plantas ornamentales, medicinales, rosales antiguos, aromáticas y de huerta y frutales, dentro de los cuadros geométricos formados con setos de boj que rodean pequeñas fuentes (fontines) en el eje central de los cuadros. Al final del paseo central de esta primera terraza se encuentra la rocalla.
Terraza de las Escuelas Botánicas
Esta segunda terraza es un poco más pequeña que la anterior. En esta terraza se muestra la colección taxonómica de plantas. Ordenadas filogenéticamente por familias, se sitúan alrededor de doce fuentes. Se puede hacer un recorrido por el reino vegetal desde las plantas más primitivas a las más evolucionadas.
Terraza del Plano de la Flor
Ésta es la terraza más elevada y un poco más reducida, con un estilo romántico. Está dividida en veinticinco figuras o arriates curvilíneos, limitados por setos de durillo, cuatro glorietas y una glorieta central con un estanque y un busto de Carlos Linneo. Está plantada con una gran variedad de árboles y arbustos plantados sin orden aparente. En su límite este se sitúa el Pabellón Villanueva, edificado en 1781 como invernáculo, y que actualmente se utiliza como galería de exposiciones temporales. La terraza está bordeada por un emparrado de hierro forjado, construido en 1786 y que sirve de apoyo a diversas variedades de vid, algunas de edad considerable.
En el flanco norte de esta terraza se sitúan el invernadero Graells, una estructura del siglo XIX, donde encontramos plantas tropicales, acuáticas y briófitas. Junto al anterior se encuentra el invernadero mayor y más moderno, el de Exhibición, que se encuentra dividido en su interior en tres ambientes de diferentes exigencias de temperatura y humedad (tropical, templado y desértico).
Terraza alta o de los Laureles
Esta terraza añadida como ampliación del Jardín en 2005, es de dimensiones bastante más pequeñas que las anteriores y está detrás del Pabellón Villanueva. Destinada a albergar colecciones especiales, aquí se encuentra la colección de Bonsáis donada por el ex presidente español Felipe González. La terraza está diseñada por el paisajista Fernando Caruncho.
Colecciones científicas
El jardín botánico cuenta además con espacios importantes dedicados a la investigación en biología.
Herbario
Se trata del herbario más importante de España, al reunir cerca de un millón de pliegos, algunos del siglo XVIII. Está formado por: el herbario de Fanerogamia, el herbario de Criptogamia y las colecciones históricas. Estas últimas reúnen las plantas recolectadas en las expediciones científicas realizadas durante los siglos XVIII y XIX e incluyen los herbarios americanos de Ruiz y Pavón, Mutis, Sessé y Mociño, Neé, Boldo e Isern y los herbarios filipinos de Blanco y Llanos y el de Vidal. Su código de identificación internacional es MA.
Biblioteca y archivo
La biblioteca del Real Jardín Botánico se formó al mismo tiempo que el jardín se acrecentaba. En 1781 tenía unas 151 obras de las cuales 83 eran de Botánica, 19 de Historia Natural y 49 de Química; en 1787 se acercan al millar, después de ser agregados los libros de José Quer; en 1801 son ya unas 1500, después de la adquisición de los de Antonio José Cavanilles; más tarde se les sumarían algunos de Simón de Rojas Clemente, los de Mariano Lagasca, etc.
En lo que respecta al archivo, guarda desde 1775 la abundante documentación generada por el propio Jardín, más la que se ha ido agregando, por depósito o donación, de las distintas expediciones botánicas de los siglos XVIII y XIX. El primer catálogo, «Índice de los Manuscritos, Dibujos y Láminas del Real Jardín botánico», es de 1815 y lo hizo Simón de Rojas Clemente, entonces su bibliotecario. Actualmente la biblioteca consta de unos 30 000 libros de todo lo relacionado con la Botánica, 2075 títulos de publicaciones periódicas, unos 26 000 folletos o tiradas aparte, 3000 títulos en microfichas, 2500 mapas. Cuenta con las instalaciones y aparatos adecuados para la consulta en Internet, lectura y reproducción, en papel, de microfichas y microfilms, fotocopiado de libros y revistas y escaneado cenital.
Banco de Germoplasma
Desde su fundación el Jardín Botánico mantiene un intercambio de semillas con otras instituciones de todo el mundo. La relación de las semillas que se pueden intercambiar se edita anualmente en una publicación llamada Index Seminum, que se distribuye a más de 500 jardines y centros de investigación. A partir de 1987, con la construcción de una cámara frigorífica donde se pueden guardar a baja temperatura, desecadas y herméticamente cerradas, se mejoraron las condiciones de conservación de las semillas. Esta mejora permitió ampliar el plazo de viabilidad de las semillas, por lo que se decidió realizar campañas de recolección por todo el estado.
Accesibilidad
La entrada al jardín botánico es gratuita presentando el carnet de discapacitado, el precio para el público en general es de cuatro euros. La accesibilidad está muy cuidada, aunque es cierto que para deambular en silla de ruedas tienes que evitar los desniveles con lo que te ves obligado a dar más vueltas que los viandantes, pero consigues llegar a cualquier rincón. Además dispone de aseos para personas con discapacidad.
Cristina Bajo