Madrid no deja de sorprenderme. Una de las actividades que he realizado últimamente ha sido descubrir este lugar en una visita guiada profesional a museo cerrado y ha resultado ser un auténtico lujo pasear por este edificio de principios del siglo XX disfrutando de todas sus salas llenas de arte y curiosidades. El nombre del museo se debe a su propietario que donó al Estado el continente y contenido, una maravillosa colección, y un año después de su muerte se creó la Fundación.
Lo primero que llamó mi atención fue encontrar unas sillas de ruedas a un lado de la taquilla preparadas por si alguien las necesitaba y lo segundo que éramos 20 personas para realizar la visita, todo un privilegio. Por supuesto tiene ascensores para evitar las escaleras de la época.
Los encargados de guiarnos en esta velada gótica fueron el narrador y novelista Ignacio Vleming y la lectora y poetisa Vanesa Pérez-Sauquillo. Ignacio nos contaba historias muy curiosas sobre las pinturas y objetos mientras Vanesa nos envolvía con su dulce y misteriosa voz recitando poemas y relatos de Edgar Allen Poe, Bram Stoker, Anne Rice, Jan Potoki, Gustavo Adolfo Becquer…de temática gótica y religiosa, de amor, muerte e inmortalidad.
Las primeras vitrinas en la planta baja están llenas de objetos del siglo XVII: pequeños platos planos que utilizaban para comprobar que no hubiese veneno en la comida, si era así cambiaba el color; o anillos que podían contener veneno para mezclar en la copa del enemigo. En otra sala hay reliquias que supuestamente contienen restos mortuorios.
Personalmente disfruté con las obras de Goya “Las brujas”, “El aquelarre”, “La Magdalena penitente” aún dieciochesca delicadeza y “La Era o el Verano”. Las dos primeras fiel espejo de las supersticiones de la época. Otra obra increíble es la de “El Salvador adolescente” atribuida a Boltraffio , fiel discípulo de Leonardo da Vinci.
Pasamos a la Torre del edificio y paseando por sus salas el ambiente era sobrecogedor. Ignacio nos cuenta sobre un cuadro oval de una hermosa mujer contraponiéndolo al retrato de Dorian Grey, el cuadro envejecía mientras el protagonista se mantenía joven, el relato de “El retrato oval” de Edgar Allen Poe que obsesionado con la viveza hermosa de la esposa no conseguía plasmarla hasta que al final el cuadro reflejó lo que el quería, vivo, y al volverse contento hacia la mujer vio horrorizado que su esposa había fallecido.
Para finalizar, querría comentar otro relato basado en la obra “Carmilla” de Sheridan Le Fanu que trata de una joven llamada Laura a la que le cambia la vida con la aparición de Carmilla, una joven que resulta ser vampiro. La historia muestra un comportamiento romántico entre ambas jóvenes, tratando el lesbianismo (un tema tabú en esa época), tratado con delicadeza hacia los lectores. El mundo de las vampiresas nos fascinó a todos, aspectos como el gusto de estas vampiresas hacia el chocolate y la sangre.
Esta velada nocturna nos hizo disfrutar y pasar un buen rato, con acceso para todos. Una delicia.
Anuska