Hace 20 días tuve el privilegio de acudir al teatro de la luz Philips en la Gran Vía de Madrid para ver al Modern Ballet de Kiev en la obra de E.T.A. Hoffman «El Cascanueces y El Príncipe de los Ratones». (1816).
Director Radu Poklitaru.
Este cuento decimononico para niños fue adaptado por Alejandro Dumas (padre).
La música es de IlichTchaikovsky que la compuso entre 1891y 1892.
Este ballet romántico se compone de 2 actos y 5 escenas.
Bajo la forma de un cuento infantil -los muñecos que cobran vida la noche antes de Navidad y que arrastran a María – en esta versión -/ Clara – en el cuento original- a vivir aventuras mágicas- este espectáculo es una fábula que nos habla del choque del mundo de los sueños de los niños y el de la realidad de los adultos.
Ésta es la adaptación del ballet de Kiev; bajo la mágica mezcla de belleza, tristeza, fantasia y tragedia con una profunda dosis de innovación.
¿Ha sido el sueño real?
Enormes ratones que en contra de lo que se pudiera esperar no son una amenaza para los enamorados María y El Cascanueces sino amigos y aliados frente a las personas que poco a poco conducirán a los amantes a una lenta pero inexorable y terrible muerte.
«La pequeña María sueña con la felicidad y el amor en una tarde antes de Navidad. Hace mucho frío y su pobreza extrema le hace no tener un techo donde cobijarse.
Sueña y sueña con una gran casa llena de gente, regalos y comida.
Fuera la nieve cae abundantemente. Es una casa en el campo rodeada de pinos en el centro de Europa.
Junto al mágico fuego de la chimenea el Sr. y la Sra. Stalbaum se convierten en rey y reina de los ratones gracias a la magia del tío/padrino Drosselmeyer, fabricante de juguetes, en algunas versiones, que regala a María un muñeco llamado Cascanueces,
de gran parecido a él. Concretamente en este momento de la función esta figura nos recuerda al mito de Frankestein.
María se enamora locamente del muñeco. Él se convertirá en Príncipe y vivirán grandes aventuras con los ratones, en bosques encantados que les llevaran hasta el país de las Hadas. Los copos de nieve bailarán a su alrededor. Hasta que un dia María aparecera muerta en una gélida madrugada de invierno».
Este final recuerda un poco al del cuento de «La cerillera».
Por un momento antes de su fín María ha sido feliz y se ha evadido totalmente de su realidad.
¿Han merecido la pena estos instantes de máxima felicidad en una vida tan patética y miserable?
Que cada uno haga su propia reflexión.
Este ballet atemporal fue concebido para las clases burguesas del siglo XIX y se ha convertido en un clásico aunque no tuvo la maxima popularidad hasta 1960.
Una parte de «culpa» la tuvo Walt Disney al utilizar una parte de su música en la película Fantasía de 1940; concretamente «El Vals de Las Flores».
Mi escena favorita es la Danza del Hada de Azúcar, que me hace imaginar la entrada en el mágico reino de los Dulces con ese peculiar ritmo y sonido del instrumento llamado celesta. Un instrumento de percusión con la apariencia de un pequeño piano vertical.
El teatro tiene rampa de acceso
La taquilla y cafetería estan en la planta baja, así como el baño adaptado.
No tiene zona específica para personas con discapacidad si una plaza reservada para usuario de silla de ruedas tambien en planta baja, en la platea.
Quiero destacar la amabilidad del personal del teatro que cuando acudí con mi bastón todo fueron ayudas para compensar mi discapacidad. Enhorabuena a ellos y al fántastico ballet de Kiev por su maestría y profesionalidad en esta adaptacíon «libre» de este clásico.
Carmen López