Una vez más el verano ya esta aquí y con él, el inevitable calor, un handicap más a añadir en nuestra lista de desafíos y/o condicionantes.

¿Cuál al es la explicación científica de esta fatiga y del decaimiento físico que nos consume y nos produce esta intolerancia al calor en los meses estivales?
El incremento de temperatura corporal interfiere en la conducción fluida de los impulsos nerviosos en las zonas ya afectadas.
El aumento de la temperatura ambiental desencadena la fatiga aunque no se ha demostrado científicamente que pueda producir brotes o empeoramiento de la enfermedad.
Por ello pueden aparecer o agravarse todos los síntomas asociados a la esclerosis múltiple: fatiga crónica, visión borrosa, problemas urinarios, trastornos cognitivos y de equilibrio…

Aquí van varios consejos:
-Duchas frías.
-Una buena hidratación.
-Evitar comidas copiosas y grasientas.
-Ingesta adecuada de frutas y verduras.
-Realizar ejercicios físicos y de fisioterapia a primera hora de la mañana. Llevar siempre una botella de agua fría.
-El ejercicio ideal en esta época del año es la natación y el aquagym.
-Descanso adecuado, al menos dormir 8 horas al día.
-No utilizar fibras sintéticas.
– Con moderación tomar bebidas energéticas.
-Tomar 1-2 tazas de café al día…
Se está estudiando el efecto antioxidante del café en nuestra enfermedad y el poder antiinflamatorio.
-Intentar evitar la ingesta de alcohol por el efecto diurético y la consiguiente deshidratación.
-Quien se lo pueda permitir instalar aire acondicionado en casa. Ver si hay alguna oferta en invierno en las grandes superficies.

En resumen llevar una vida lo más ordenada y «fresca» posible.

Si a pesar de todo no lo conseguimos…paciencia…en breve vendrá de nuevo el invierno.
Hay que pensar en positivo…
Nuestros síntomas de verano sólo son temporales.

Carmen López