Hace ya tiempo, la fisioterapeuta que me ayuda con la rehabilitación me comentó la posibilidad de probar una scooter para llegar menos cansado a las sesiones; y es que, como a muchos, la fatiga me limita a la hora de realizar un trabajo debido al esfuerzo físico que supone.
Al principio fui reacio porque pensaba que era cruzar otra línea roja que me llevaría a quedarme postrado para siempre, pero ella me seguía insistiendo en que se trataría simplemente de una ayuda para poder hacer las cosas mejor porque iba a estar más fresco.
Hace unos seis meses y tras mucha lucha, me terminó por convencer y comencé a mirar modelos. Me puse en manos de la terapeuta ocupacional para que me ayudara a coger la idónea, porque no todos son iguales. Los hay más grandes y más pequeños, desmontables o plegables, más caros y más baratos… y cada persona es distinta, por lo que ante el gran abanico, siempre es buena una ayuda.
Vimos muchos modelos e hicimos una lista con los candidatos para poder probarlos. Alguno era demasiado pequeño y no entraba, otros demasiado pesados, otros no cumplían mis expectativas, alguno no cabía en el maletero de mi coche… y tachón tras tachón, fui liberando la lista que habíamos hecho. Al final sólo tuve que elegir entre tres y fue entonces cuando fui consciente de que iba a acabar sentado en una scooter… Me entraron nervios, pero recordé todo lo que me habían dicho las personas que me habían ayudado y finalmente me compré una.
Ahora hago medias distancias con ella; lo suficientemente largas para no poder hacerlas andando, pero no demasiado largas porque hay que tener en cuenta la autonomía. Como me dijo la fisioterapeuta, la tenía que usar sólo para desplazamientos, pero una vez llegado al sitio, siempre que pueda, la dejo aparcada y comienzo a caminar con mi bastón, como lo hago cada vez que voy a rehabilitación.
Gracias a la scooter he ganado en autonomía porque para distancias cortas sigo yendo andando, pero para cuando tengo que ir a algún sitio al que caminando no llegaría, y que en el pasado me suponía quedarme en casa por miedo a no poder llegar bien, cojo la scooter y no sólo llego, sino que lo hago descansado.
Por eso ahora me arrepiento de no haber hecho caso antes a mi fisioterapeuta, y sólo puedo agradecérselo, porque ahora rindo más en la rehabilitación y quedo más con mis amigos porque llego más descansado.
El próximo reto será buscar lugares adaptados por los que poder salir…
Genial articulo. Que nada os frene en el camino hacia la independencia. Maravilloso blog y maravillosa la gente que lo integra.
Desde luego y como usuaria de scooter SI al scooter, me dio la libertad y autonomía que buscaba y no quería perder, igualmente tenía el propósito de seguir trabajando mi rehabilitación,si te organizas bien ambas cosas son muy compatibles y te abre posibilidades no te las cierra.
Me encanta este comentario. Yo estoy con la misma duda.